Y allí fue donde llegue yo con Mia
Al más hondo de los mundos, al rincón más oscuro de un alma que no existe
Pensé que podría hacer crecer una flor
Pero no había luz, no había sustrato, había nada
Y esa nada me hacía respirar diferente,
un aire pesado y pegajoso que no me dejaba pensar
Mientras, su abrazo sacudía mi alma y mi piel
y me hacía tiritar de frío.
¿Has probado alguna vez un abrazo vacío?