Al más hondo de los mundos, al rincón más oscuro de un alma que no existe
Pensé que podría hacer crecer una flor Pero no había luz, no había sustrato, había nada Y esa nada me hacía respirar diferente, un aire pesado y pegajoso que no me dejaba pensar
Mientras, su abrazo sacudía mi alma y mi piel y me hacía tiritar de frío.
Un corazón viejo que me hace sonreír cada día; un poema que me convierte en yo; una nueva amiga que surge casualmente. Buscadora de almas gemelas que casi no encuentro.
Ver todas las entradas de encuentrosyellas