Siento que derrito aquello que no toco Y mis manos despiertan en mitad de la noche Asustadas Separadas del alma, de ese dolor inmenso Sudorosas
Me piden que me quede, que no escuche mi aliento y me olvide de todo y sienta que el presente es el momento de vernos: de sentir el dolor en nuestras manos, de sentirnos por primera vez uno y partido Mano derecha y mano izquierda A uno y otro lado del abismo
Esas manos que dicen los años que tenemos Esas manos que esconden secretos del cariño Que nos acariciaron y a la vez nos obviaron Que dijeron que no y luego decidieron Modelar el pasado Controlar el presente Rechazar el futuro de nuestro amor ardiente
Esas manos que sueñan y se separan porque no son mías sino tuyas, o más bien de nadie, pero se estremecen igualmente con un roce, con un agarre, con un beso Manos ancianas en un alma derretida que no reconoce el tacto del paso del tiempo
Un corazón viejo que me hace sonreír cada día; un poema que me convierte en yo; una nueva amiga que surge casualmente. Buscadora de almas gemelas que casi no encuentro.
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