
Necesito saber por qué te gusta mi pelo alborotado
O mi talento pintando retratos que no van a ningún sitio
O mi falta de gracia al bailar
Necesito que me expliques por qué te fijaste en mi
Si yo era invisible al hombre
Si no me encontraba ni yo misma
Si mi amor era siempre demasiado pero estaba permanentemente oculto
Necesito que me cuentes por qué sigues a mi lado cuando todos ya se han ido
Por qué sonríes a mis ojos vacíos que ya no hablan
y me sigues acariciando la mano inútil,
recuerdo de un pasado que no existe,
premonición de un futuro interminable
Lo veo todo desde fuera
y, en el abismo de mi cuerpo, te vuelvo a sentir como si estuvieras dentro, hace años,
riendo por cosas imposibles,
creyendo que podíamos cambiar el mundo, o que el mundo nos podía cambiar a nosotros
Ya se ha terminado, al menos ese grito compartido
Pero tú no te vas y yo te admiro,
en ese recuerdo olvidado que no perdona
en esa mano lenta, regalada que, sin hablar,
me dice que el amor es – de entre todo-
lo único que queda cuando se han perdido las palabras.