Remontamos el tiempo una tarde
¿Recuerdas?
Entre los coches locos de una feria de pueblo
Como algodones dulces que nos pringan las manos
Deshicimos historias, deshilando tu infancia
Hablando de nosotras como amigas del alma
Abierta tu ventana , rebosando de sol,
Asomada a la mía, sintiendo tu calor.
Y llegada la noche, hora de separarnos,
regalaste un abrazo que aún guardo yo en mi casa
Junto con tus historias y tu mirada franca
Y junto con el ticket de una tarde encantada
Unbalanced
Y allí fue donde llegue yo con Mia
Al más hondo de los mundos, al rincón más oscuro de un alma que no existe
Pensé que podría hacer crecer una flor
Pero no había luz, no había sustrato, había nada
Y esa nada me hacía respirar diferente,
un aire pesado y pegajoso que no me dejaba pensar
Mientras, su abrazo sacudía mi alma y mi piel
y me hacía tiritar de frío.
¿Has probado alguna vez un abrazo vacío?
Nueva York. Otra vez
La calle sale oscura y el cielo se desborda
Los bloques me rodean y me dejan sin sombra
Los coches me persiguen, la noche se enfurece
Las luces iluminan el cielo incandescente
Y yo corro sin rumbo y pierdo la cabeza
Añoro tu presencia y huyo de tu carencia
Me siento solitaria, perdida entre el gentío,
y me muevo sin rumbo, deshago mi camino
Por si en la encrucijada tu alma yo encontrara,
una vida sin nombre y una dulce nostalgia
Dos. O tres
Fue esa noche de estrellas
Y es el fin de mi cuerpo que me preocupa
Cuando yo ya no esté
y tú busques tu hembra,
recuerda el remolino que causaste y que ahí sigue,
perenne,
porque, el tiempo, dicen que no existe
Es mi luz y mi sombra que te acompañan
Es tu hembra, es la mía,
es mi amiga del alma que
con su cuerpo en la noche se acerca y me susurra
-se acerca y te susurra-
Que compartir tu cuerpo es agonía
y a la vez es placer
Que en mi sombra- en tu sombra-
ambas respiran
Y yo estoy muerta
Noche
Siento que derrito aquello que no toco
Y mis manos despiertan en mitad de la noche
Asustadas
Separadas del alma, de ese dolor inmenso
Sudorosas
Me piden que me quede,
que no escuche mi aliento
y me olvide de todo y sienta que el presente
es el momento de vernos:
de sentir el dolor en nuestras manos,
de sentirnos por primera vez uno y partido
Mano derecha y mano izquierda
A uno y otro lado del abismo
Esas manos que dicen los años que tenemos
Esas manos que esconden secretos del cariño
Que nos acariciaron y a la vez nos obviaron
Que dijeron que no y luego decidieron
Modelar el pasado
Controlar el presente
Rechazar el futuro de nuestro amor ardiente
Esas manos que sueñan y se separan
porque no son mías sino tuyas, o más bien de nadie,
pero se estremecen igualmente con un roce, con un agarre, con un beso
Manos ancianas en un alma derretida
que no reconoce el tacto del paso del tiempo
Savia
Y entonces llegó Dorothy.
Una presencia arrebatadora en mi mundo que se deshacía a jirones.
Su acento inglés dulce, su sonrisa lenta, regalada,
estirando los labios suavemente de manera coqueta,
-aparentemente despreocupada y sincera-
me abrió la puerta a una amistad duradera e inesperada,
a una confianza mutua que ella irradiaba y yo copiaba
como si se tratara de una planilla.
Un siempre sin palabras

Necesito saber por qué te gusta mi pelo alborotado
O mi talento pintando retratos que no van a ningún sitio
O mi falta de gracia al bailar
Necesito que me expliques por qué te fijaste en mi
Si yo era invisible al hombre
Si no me encontraba ni yo misma
Si mi amor era siempre demasiado pero estaba permanentemente oculto
Necesito que me cuentes por qué sigues a mi lado cuando todos ya se han ido
Por qué sonríes a mis ojos vacíos que ya no hablan
y me sigues acariciando la mano inútil,
recuerdo de un pasado que no existe,
premonición de un futuro interminable
Lo veo todo desde fuera
y, en el abismo de mi cuerpo, te vuelvo a sentir como si estuvieras dentro, hace años,
riendo por cosas imposibles,
creyendo que podíamos cambiar el mundo, o que el mundo nos podía cambiar a nosotros
Ya se ha terminado, al menos ese grito compartido
Pero tú no te vas y yo te admiro,
en ese recuerdo olvidado que no perdona
en esa mano lenta, regalada que, sin hablar,
me dice que el amor es – de entre todo-
lo único que queda cuando se han perdido las palabras.
S.O.Y
Dijiste que vendrías
mas fueron tus ojos verdes
los que desaparecieron dentro de mi abrazo
Desteñidos los cielos
El verde azul profundo que me atrapa
Sin poder respirar me engulle el viento
y siento que, en el café de esta tarde,
me hundo sin motivo,
desaparezco entera- oscuro el aire-
como azúcar que endulza el amargor de la vida en tus labios
Tres y nadie
Me siento. Vigilo. Un espejo frío que esconde una historia.
El zorro que acecha y se descontrola, con ciertos momentos de pompa y de gloria. El pelaje sano, de un zahíno intenso, los ojos perdidos en el firmamento.
Me quema la vida, la luz nos separa.
Y aquella mujer que baja del coche y se encuentra sola, buscando el sonido de nuestra avenida que no reconoce.
El tiempo se para. Y yo no te miro. La mujer sonríe al espejo blanco, tragada su imagen en mis hoces, verde su escultura bajo el viejo bronce.
Efluvios mojados que ambos compartimos. La ira desbocada, las piernas abiertas, el beso en la boca de un libro sin letras, de un campo sin frío, de un sexo consciente.
Recuerdo ese día, esa imagen que derrite mi cerebro, ese trío que ya no existe.
Vuelvo a mirar por el espejo, retrovisor empañado del pasado. El zorro, la estatua y nadie. La calle vacía.
Desnuda, yo vuelvo a ser esa nadie.
Poesía del silencio
Es el bocado ansioso de la duda
y, entonces, tu mirada llega y yo callo
Porque el silencio duele
Y no es poesía, o quizás sí
El silencio sin palabras
O tu risa sin sentido
O las palabras que matan al silencio
Las palabras -ésas-, las que a mí me matan
Esas palabras ásperas e hirientes
Y esa risa que no cuadra
Y luego tu silencio que yo ya conocía
Un futuro que no llega
Un muerto que nunca muere
Quizás volvieras- decía
Quizás no- sabía
Quizás no fuera quizás una palabra